Retrocede -0.4% el PIB turístico en el segundo trimestre.
El PIB turístico registró una caída de -0.4% en el segundo trimestre de este año, respecto al primer trimestre. Esta es la primera disminución en un trimestre desde el tercer trimestre de 2022 y confirma el débil desempeño del turismo que se viene observando desde el mes de abril. La caída se debió principalmente a la menor demanda por bienes y servicios turísticos que realizó el turismo receptivo; el consumo por parte de los turistas nacionales también registró una leve disminución en el trimestre.
Comparado con el mismo trimestre del año anterior, el PIB turístico, que calcula el INEGI a través del Indicador Trimestral de la Actividad Turística, se incrementó en 5.8%, tasa ligeramente menor a la de 8.5% registrada en el primer trimestre del año.
Después de la crisis de 2020 causada por la pandemia de COVID-19, el PIB turístico se recuperó con fuerza en los años 2021 y 2022. En la segunda mitad de 2023 y principios de 2024 había algunos indicios de que se podría iniciar una etapa de crecimiento, que sin embargo no se logró consolidar por la caída registrada en el segundo trimestre de este año. Como se ha mencionando en reportes anteriores, la rápida recuperación se debió al efecto “rebote” posterior a la pandemia y la ventaja de que México se mantuvo abierto sin restricciones a los turistas internacionales durante la pandemia.
Al agotarse esa ventaja temporal, por la reapertura de otros destinos turísticos que han regresado con fuertes campañas de promoción, México ha perdido atractivo, además de una creciente percepción de inseguridad, lo cual se refleja en el pobre desempeño en la llegada de turistas internacionales, principalmente por vía aérea.
Estrechamente vinculado al comportamiento del PIB turístico, el consumo de bienes y servicios turísticos disminuyó -1.0% en el trimestre, respecto al trimestre anterior. Esta es la quinta caída en la tasa trimestral que se registra en los últimos seis trimestres, reflejando los altibajos que ha tenido la actividad turística en los últimos dos años. A tasa anual el incremento del consumo turístico interno fue de 1.9%, que implica una desaceleración respecto al crecimiento de 2.2% del trimestre anterior.
El consumo turístico interior interno, esto es el que realizan los turistas nacionales en el país, disminuyó -0.3% a tasa trimestral, aun cuando se incrementó 2.6% a tasa anual, menor al crecimiento de 4.3% del primer trimestre. El consumo de los turistas nacionales representa más del 80% del consumo total de bienes y servicios turísticos, por lo que no obstante que la caída es relativamente pequeña su impacto en el PIB turístico es relevante.
Aun cuando se moderó la caída del consumo turístico receptivo, que es el consumo de bienes y servicios que realizan los turistas internacionales, es preocupante que ya sumen cinco trimestres consecutivos de tasas negativas. En este trimestre la caída fue de -5.1% y este resultado impactó también en la caída del PIB turístico en el segundo trimestre.
El consumo turístico receptivo se recuperó con fuerza después de la pandemia, pero tras de haber alcanzado su punto más elevado en el tercer trimestre de 2022, ha presentado, con algunos altibajos, una tendencia descendente. En contraste, el consumo interior interno ha mostrado una trayectoria de recuperación gradual, sin alcanzar aún el nivel previo a la pandemia.
La caída del consumo del turismo internacional tiene como posibles causas la desaceleración, e incluso recientemente, la menor afluencia de turistas por vía aérea, que son los que realizan un mayor gasto promedio. La reapertura de otros destinos internacionales y la mayor competencia han provocado una menor llegada de turistas por vía aérea.
Otros factores que han contribuido a una disminución en la llegada de turistas es la inseguridad, la apreciación del peso en el segundo trimestre y la falta de promoción de los destinos turísticos.
En cuanto a las perspectivas para el tercer trimestre, algunos indicadores muestran un desempeño no muy favorable para la actividad turística. Los servicios de alojamiento y de preparación de alimentos y bebidas, ramas económicas muy vinculadas al turismo, muestran un crecimiento muy débil respecto al mismo mes del año anterior.
Se observa igualmente, que en los últimos trimestres estas actividades se han “estacionado” a cierto nivel, sin que se vislumbre una trayectoria definida de crecimiento.